sábado, 30 de abril de 2016

Obras que han marcado mi vida (X)



Saga de la Fundación

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El turno es para Isaac Asimov, el escritor favorito de mis años juveniles. De él creo haberme leído, de manera ávida al principio y más pausada después, gran parte de su obra de ciencia-ficción y un puñado de sus libros de divulgación (en la que, desde luego, tampoco es que se quede atrás). No consigo entender cómo, pero escribió más de 500 libros en menos de 50 años desde su primera publicación. Un promedio de un libro al mes, ver para creer.

Aunque con el paso de los años llegó a saturarme un poco, Asimov es, indudablemente, uno de los más grandes escritores de ciencia-ficción de todos los tiempos. En su honor se le dio su nombre a un asteroide y a un cráter de impacto en Marte.

¿Y qué decir de la Fundación?. Aunque de eso hace cincuenta años, la trilogía inicial (Fundación, Fundación e Imperio y Segunda Fundación) recibió el honor de ser considerada la mejor saga de ciencia-ficción de todos los tiempos, en disputa directa con la del Señor de los Anillos.

No quedó el asunto en una trilogía, extendiéndose la historia en dos secuelas y dos precuelas, amén de otros libros y de muchos relatos previos que el escritor fue con el tiempo intentando unir argumentalmente. Es por ello que, aunque haya titulado esta entrada como saga, puede hablarse de un verdadero universo de la Fundación (o de Asimov si se quiere). De hecho se suelen considerar tres series o ciclos dentro de este universo, pero yo me centraré principalmente en uno de ellos, el llamado Ciclo de la Fundación o de Trántor, que vendrían a ser los últimos libros cronológicamente hablando (no por fecha de publicación).

Se ha de decir que al margen del hilo argumental (que se mueve considerablemente, tanto en el espacio como en el tiempo, cambiando de personajes y escenarios de forma casi vertiginosa), hay algunas cosas que son especialmente destacables en esta saga, ya sea por su originalidad o por su trasfondo:

-El concepto de psicohistoria como una ciencia predictiva fundamentada en el comportamiento colectivo, la estadística y la probabilidad. Tratando al futuro como si de un problema de mecánica de fluidos se tratara, Asimov une las ciencias físicas con las sociales y, milagrosamente, sobrevive al intento. La psicohistoria resulta desde el principio lo suficientemente creíble como para seguir leyendo, aunque reconozco que siempre me chirrió un poco.

-La Enciclopedia Galáctica: el compendio del saber humano, lo que quería ser la Biblioteca de Alejandría, lo que quisiera ser la wikipedia. Siempre inacabada, se usan sus citas como recurso literario y tiene su origen en la pretendida idea de que un sumario de los conocimientos de una civilización en un determinado momento le permitiría, en caso de regresar por los motivos que fuera a situaciones de barbarie, acortar los tiempos de su recuperación.

-Aunque la inteligencia artificial es patente de una forma u otra en todas las novelas (lo que no podría ser de otra forma viniendo del creador del término "robótica" y de sus tres famosas leyes), no se consideran inteligencias alienígenas, aunque sí vida extraterrestre, lo que es una combinación que resulta difícil de aceptar bajo una concepción lógica y racional.

-La Tierra es, durante la trilogía original, solo una imagen en la mente de la humanidad. La mera existencia del planeta original se considera una idea romántica y su localización se ha perdido en el transcurso de los milenios. En las secuelas su relevancia será absoluta.

En fin, además de haber prometido no desvelar tramas, en este caso sería un esfuerzo baldío hacer siquiera un resumen que pudiera sintetizar tal creación, por lo que no me siento tentado en absoluto de hacerlo, a sabiendas de que me dejo muchísimas cosas en el tintero. Sirva decir que, aunque años después encontré obras tan atractivas y complejas en su contexto como ésta, hasta ese momento nunca me había topado con algo tan vasto en su definición. No podía dejar de leer.
  
"¿Cuándo puede saber un hombre que no es un títere? ¿Cómo puede saber un hombre que no es un títere?"

Aún sueño alguna vez con El Mulo.


 Buenos días desde Arcoíris.

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