martes, 5 de abril de 2016

Obras que han marcado mi vida (IV)



Planeta prohibido

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No voy a dejar aún el género, pero cambiaré de arte y pasaré al cine.

Quiero dejar claro que no estoy siguiendo un orden de preferencia ni para las novelas ni para el resto de obras de las que hablaré que, además, no se reducirán sólo a la literatura o al cine.

En ese sentido, esta película no es desde luego la que más me gusta dentro de la ccff, pero es que tampoco pretendo sentar ninguna cátedra respecto a nada, sino sólo plasmar las creaciones que han tenido más influencia, y siempre relativa, en la construcción de mi yo interno.

Debo además añadir otra salvedad que debe ser considerada de forma general en todas las entradas que haré en esta serie: creo que, aunque tampoco de forma absoluta ni estricta, las obras de arte, en su sentido más amplio, deben ser valoradas desde una perspectiva "generosa" con el paso del tiempo. Nadie discute, por ejemplo, el valor del planteamiento heliocéntrico en el siglo XVI (aunque en realidad en su concepción es casi veinte siglos anterior), por mucho que ahora nos parezca una cuestión infantil.

Necesitaba hacer esta observación, porque estamos hablando de una película de mitad de los cincuenta y, desde nuestra perspectiva actual, es fácil caer en la crítica simplona.

Planeta prohibido es, seguramente, la primera película del género con un presupuesto razonable y no puede decirse por tanto que sea de serie B. Confieso, no obstante, que, como incondicional del género, me encantan algunas películas de bajo presupuesto que bajo ninguna perspectiva pueden considerarse grandes películas. Es lo que tiene el romanticismo hecho friki, o el friki romántico según se mire.

Muchas cosas son de destacar en este largometraje:

Pese a no disponer de los efectos especiales actuales, la película no pierde grandeza en este aspecto, ni siquiera a ojos actuales, lo que ya es asombroso en sí mismo.

El guión está claramente basado en La Tempestad de Shakespeare, y quien me conoce sabe que el sublime bardo es uno de mis referentes literarios. Se ha mencionado muchas veces que el cine es el material del que están hechos nuestros sueños y es, curiosamente, en esta obra de Shakespeare donde se dice que "Somos de la misma sustancia de que están hechos los sueños, y nuestra breve vida está rodeada de un sueño".

Esta película es también claramente precursora, o al menos inspiradora, del universo Star Trek y, de nuevo, quien me conoce sabe que soy trekkie de pensamiento (más de Picard que de Kirk o del resto de capitanes, todo sea dicho).

Es en este filme en donde se introduce el concepto de robot servicial que heredarán posteriores cintas del género (C3PO sin ir más lejos). De hecho, la imagen de Robbie se ha convertido con el paso del tiempo en un verdadero emblema, si no icono, de la ciencia ficción.


La banda sonora, con música electrónica pionera, es sutilmente inquietante, aunque esto es algo que sí ha perdido mucho desde nuestra perspectiva actual.

En plena guerra fría, este largometraje se permite el lujo de considerar una Tierra unida y en paz y, de hecho, al contrario que en muchas otras películas estadounidenses, no aparece su honrada bandera ni distintivos nacionales de ninguna clase.

Otro detalle que me llamó la atención, y que no sé si por casualidad o bajo su influencia luego se repitió en un episodio de mi también apreciada The Twilight Zone, es el hecho de que la nave terrestre es ¡un platillo volante!. Por cierto que es un diseño, el del platillo volante, que la NASA parece haberse tomado en serio.

Por último he de destacar el oscuro enfoque freudiano que desemboca en un final, en cierta medida sorprendente, que redondea convenientemente la película, aunque creo que podría haberse mejorado puliendo algunos detalles que le dieran mayor coherencia al desenlace.

Así como de otros grandes clásicos como La guerra de los mundos, o Ultimátum a la Tierra  se han hecho remakes modernos, parece que esta película se resiste. Hace años que se habla de ello, pero no acaban de decidirse, aunque ahora se habla del 2017. Ojalá no la destrocen como hicieron con las otras dos que he puesto de ejemplo.

Es digna no solo se ser vista, sino de ser vista repetidamente.


Buenas noches desde Arcoíris.

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