Muéstrame tus heridas, esas que
te hacen sufrir tanto que cuando se entreabren el cielo se tiñe de rojo.
Regálame tus secretos, esos que
habitan tan profundo en ti que parecen ya condenados a perecer contigo.
Ábreme tu corazón, ese sobre el
que levantaste un muro tan alto que lo ha convertido en algo inalcanzable.
No permitas que el fuego del que
en otro tiempo te nutrias consuma ahora tus anhelos y derrita tus esperanzas.
Déjame ser el guardián de tus
sueños, el paladín de tus ilusiones, el depositario de tus pensamientos.
Al franquear tus puertas, seré ya
el feliz esclavo de tu destino. Nada más necesito, nada más me importa.
Buenas noches desde Arcoíris
No hay comentarios:
Publicar un comentario