miércoles, 18 de agosto de 2010

El periplo odiseico de perseo (X)


Acrisio, temeroso de la venganza de su nieto, desapareció de escena, así que Perseo no pudo siquiera perdonarlo.

Sin embargo, el destino, augurado tiempo ha por el inefable oráculo, iba a cumplirse igualmente.

En el transcurso de unos juegos a los que Perseo fue invitado, éste participó en la prueba de lanzamiento de disco.

Su lanzamiento, no podía ser de otra forma tratándose de un protegido de los dioses, superó en mucho al de sus contrincantes.

Tanto fue así, que el estadio se quedó pequeño y el disco fue a parar al público. Entre los asistentes se encontraba, de incógnito, su abuelo.

Con ayuda del olimpo, o sin ella, el disco encontró su blanco.

Perseo lamentó el cumplimiento del vaticinio. Se convirtió en rey de Argos pero, no contento con lo sucedido y sintiéndose culpable y avergonzado, decidió intercambiar reino con su primo, el rey de Tirintos.

Se le considera el fundador de Micenas.

A su muerte, los dioses le hicieron hueco en el firmamento, junto a su amada y a otros protagonistas de esta epopeya. Ese será el tema para la última entrada sobre Perseo.


Buenas tardes desde Arcoiris.

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