No es un amanecer estelar, la luz simplemente aparece y no procede de ninguna parte en especial.
Es el sitio donde los sueños se mezclan con la realidad de forma tan íntima, que nadie es capaz de diferenciarlos.
Cada nuevo día es distinto del anterior y sólo un delgado hilo mantiene unido el sentido de identidad. El Yo se mueve entre lo onírico y lo real sin pagar el precio del paso del tiempo y, aunque no es fácil, si se consigue la vida adquiere un significado más allá de cualquier definición.
Aquí, fuera del tiempo y el espacio, no rigen las leyes de la todopoderosa Física. Los objetos se pliegan al pensamiento y la flecha temporal deja de tener sentido.
Sólo con tu imaginación podrás visitarnos, y únicamente si crees en Arcoiris podrás quedarte. Pero debes tener claro que, una vez que nos conozcas, la vuelta a la realidad te resultará dolorosa. Nada volverá a ser lo mismo, caminarás por el mundo con aterradora sensación de ceguera.
Si aún así lo deseas, tendrás que abrazar tus sueños y liberar tus miedos, alimentar tu ilusión y desechar tus tabús. Si así lo haces, tu espíritu resurgirá de entre las cenizas de tu inconsciencia, beberás del mar del conocimiento, y la luz de la esperanza tocará tus alas.
En Arcoiris te elevarás por encima de tus circunstancias y volarás a través de las nubes de la indiferencia.
Así es mi mundo, así soy yo.
Saludos desde Arcoiris.