martes, 7 de mayo de 2013

Pensamientos desde el tren (IV)



Vivir

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Ya no tengo que esperar.

No he encontrado lo que buscaba, ni siquiera lo que no buscaba. Probablemente porque nunca he sabido lo que buscaba.

Es simplemente que el tiempo de buscar ya se me ha agotado, y con él me he agotado yo también.

Ya es la hora de aceptar la futilidad de tal empeño. No hay nada que esperar; la vida no es un tránsito hacia un destino, es el camino en sí.

Es la capacidad de sorprenderse y no la de sorprender la que de verdad tiene valor.

Es la inocencia y no la inteligencia la que proporciona felicidad.

Es la sensibilidad y no el control de los sentimientos lo que nos hace dignos de ser llamados humanos.

Es la humildad en la grandeza y no la prepotencia infundada la que nos hace merecer respeto.

Es lo sencillo y no lo complicado lo que da acceso al entendimiento.

Es la risa y no la indiferencia la que mejora nuestra vida.

Es el valor de seguir el dictamen de nuestro yo interior y no la seguridad en lo establecido lo que nos engrandece.

Ya no es tiempo de espera, es tiempo de vivir.


Buenas noches desde Arcoíris.

1 comentario:

  1. Profundas palabras...y hermosas
    Saludos desde la Tierra

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