viernes, 24 de mayo de 2013

Canción sin música


 

En mi mente te mueves.

Hilando junto al tejido de mi ser, fundiéndote con mis pensamientos, entrelazando mis sueños con la realidad.

En mi mente perduras.

Como eras, como eres, aplazando el tiempo, destruyendo mis temores, creando fuego abrasador.

En mi mente estás.

Sin elección ni albedrío, forjando estrellas donde sólo había vacio, dando color al oscuro deseo, vaciando mi pesadumbre.

En mi mente eres más tú de lo que soy yo. 

Por siempre.


Buenas noches desde Arcoíris.

jueves, 9 de mayo de 2013

Pensamientos desde el tren (V)



Apostatar

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Hace poco le comentaba a uno de mis seres más queridos, al hilo de preguntas tan "místicas" como ¿de donde viene el/los universo/s? o ¿por y para qué estamos aquí los seres vivos y las cosas que no están vivas?, etc, lo que hace más de un milenio contestaba un clérigo a una pregunta tan problemática como ¿que hacía Dios antes de crear el universo?.

Este clérigo, que no era uno cualquiera, respondía que lo que hacía Dios antes de eso era crear el Infierno para tener un sitio a donde enviar a los que hicieran semejantes preguntas.

Es injusto tratar esta frase en el contexto en que voy a hacerlo, sobre todo teniendo en cuenta que vino de los labios de Agustín de Hipona, más conocido como San Agustín, erudito y pensador crítico donde los haya (se considera en círculos científicos que se adelantó más de 1500 años al pensamiento actual de que el espacio y el tiempo se crearon juntos, y fue un hombre que intentó adecuar la religión a la razón). También debo decir que esa debió ser la respuesta corta y graciosa, y no la que se correspondía con sus pensamientos. No obstante, bien pudo ser pronunciada por labios menos racionales y más tocados por la inspiración divina. Incluso en su nombre.

Con esta salvedad, que no es poca, la respuesta puede considerarse una verdadera demostración de hipócrita suficiencia y falsa inefabilidad. Explica, además, como idea general, el monstruoso atraso provocado al conocimiento humano por la mano de aquellos elegidos iluminados que han guiado al resto de hijos de algún dios (o dioses) hacia la auténtica Verdad.

¡Y aún siguen guiándonos!

Pues bien, yo os lo imploro, poseedores de la Verdad, instrumentos del Verbo que se hizo Carne, seguidores de todos esos dioses que son únicos y verdaderos aunque los haya por docenas:

¡Hacedme un sitio en el Infierno/Tártaro/Inframundo/Gehena/Hades/Sheol/...!


Buenas noches desde Arcoíris.

martes, 7 de mayo de 2013

Pensamientos desde el tren (IV)



Vivir

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Ya no tengo que esperar.

No he encontrado lo que buscaba, ni siquiera lo que no buscaba. Probablemente porque nunca he sabido lo que buscaba.

Es simplemente que el tiempo de buscar ya se me ha agotado, y con él me he agotado yo también.

Ya es la hora de aceptar la futilidad de tal empeño. No hay nada que esperar; la vida no es un tránsito hacia un destino, es el camino en sí.

Es la capacidad de sorprenderse y no la de sorprender la que de verdad tiene valor.

Es la inocencia y no la inteligencia la que proporciona felicidad.

Es la sensibilidad y no el control de los sentimientos lo que nos hace dignos de ser llamados humanos.

Es la humildad en la grandeza y no la prepotencia infundada la que nos hace merecer respeto.

Es lo sencillo y no lo complicado lo que da acceso al entendimiento.

Es la risa y no la indiferencia la que mejora nuestra vida.

Es el valor de seguir el dictamen de nuestro yo interior y no la seguridad en lo establecido lo que nos engrandece.

Ya no es tiempo de espera, es tiempo de vivir.


Buenas noches desde Arcoíris.

lunes, 6 de mayo de 2013

Pensamientos desde el tren (III)



Ser

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Perdido entre mis pensamientos, oculto tras mi fortaleza, me pregunto a menudo sobre el devenir de los acontecimientos.

Nada que no haga todo el mundo, lo sé, pero a mí el mundo nunca me ha servido ni de referente ni de contrapunto.

Es curioso como la edad cambia a las personas, y no sólo en lo físico, obviamente.

De hecho, salvo por el difícilmente definible sentido de identidad, podríamos considerarnos seres distintos de los que éramos, tanto a nivel físico como mental.

Pocas células originales quedan entre los millones de millones de ellas que nos componen, y pocas ideas inalteradas desde que fueran forjadas en nuestro cerebro.

Vivir es como morir y renacer una y otra vez, de forma permanente, sin solución de continuidad, de forma tan suave que no podemos percatarnos.

Resulta tentador caer en el puro solipsismo y, más aún, dejarse llevar por la vorágine existencial.

Ojalá tuviéramos un interruptor que nos permitiera desconectar nuestros pensamientos. Al más puro estilo de mi querido androide Data.

La maldita mente humana es un misterio.


Buenas noches desde Arcoíris.

viernes, 3 de mayo de 2013

Viaje sin retorno



Hace poco me comentaban la iniciativa de una empresa holandesa para establecer una base permanente en Marte. Suena a risa que alguien decida emprender una hazaña que ni siquiera está aún al alcance de la NASA, pero la idiosincrasia humana da para mucho, y no quiero adelantarme...

Pese a que los plazos que se han establecido parecen poco realistas, lo que llama la atención son las circunstancias que rodean al proyecto y sus implicaciones sociológicas.

Por un lado, tenemos un viaje de muchos meses en condiciones de hacinamiento. Unas condiciones de vida en ambiente hostil, bajo mínimos, con espacio infrarreducido, comida desnaturalizada y, uf, en convivencia con unos pocos seres de tu misma especie. A eso debe serle añadida la circunstancia más angustiosa: no hay posibilidad de vuelta atrás, el viaje es sólo de ida. 
Este último detalle "sin importancia" convierte todas las condiciones mencionadas en permanentes hasta el final de tu vida. ¡Pero si hasta las personas con las que eliges voluntariamente convivir, y en condiciones infinitamente mejores, acaban resultando inaguantables tarde o temprano!.

Para definir lo que se necesita existe una palabra en psicología que encaja como un guante: resiliencia.
En realidad podrían emplearse otras de uso más mundano: locura, estupidez, insensatez, rareza, extravagancia, irracionalidad. O valentía, espíritu aventurero, capacidad de adaptación, amplitud de miras. Ya se sabe que todo es relativo...

No obstante, lo más interesante del proyecto es su financiación. Es lo que lo convierte, a la vez, en posible y en exasperante. Por múltiples motivos.

Resumiéndolo: los fondos se obtendrían en su mayor parte de los derechos televisivos de un reality show, a nivel mundial, que cubriría desde el proceso de selección hasta la vida en ambiente marciano. ¡Puaf!.
En realidad la idea es acojonante (perdón, pero es una palabra que hace doble justicia en este caso a lo que quiero expresar). ¡Si hasta yo acabaría entrando en ese juego mediático que quien me conoce ya sabe que detesto!. Ahora bien, visto desde el lado de los partícipes en esa aventura (y podéis dar por sentado que, en otra época y lugar, sería uno de esos locos voluntarios que ya se cuentan por decenas de miles) es lo que remata ya el asunto. De hecho, adelanto que las puntas share se van a corresponder con los suicidios de los ya marcianos de residencia.

En fin, que dice mucho de lo que somos como especie (si es que alguien aún no tiene claro lo que en realidad somos) que un logro tal como iniciar una colonización planetaria pueda fundamentarse en algo tan patético como un reality show. ¡Qué ironía más espectacular!.


El espacio: la última frontera.  Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise... 


Buenas noches desde Arcoíris.