"Interrupción colectiva de la actividad laboral por
parte de los trabajadores con el fin de reivindicar ciertas condiciones o
manifestar una protesta".
Nuestra actitud (la de los trabajadores) ante una
convocatoria de huelga dice mucho de lo que somos como especie.
Veamos algunas de las opciones:
1. Secundarla sin estar de acuerdo con el fondo o la
forma.
No es algo habitual, pero se dan algunos casos. Aquí
entrarían tanto los eternos revolucionarios, como los románticos o los
idealistas.
Pocas objeciones por mi parte, siempre que no sea por
disciplinas políticas o por hacer daño sin más (aquí también entrarían los
puramente destructivos).
2. Secundarla estando de acuerdo con el fondo.
Aquí puede entrar cualquier tipo de persona reivindicativa o
que necesita protestar ante una determinada situación laboral, en sentido
amplio.
Postura totalmente legítima, razonable y entendible.
3. No secundarla por no estar de acuerdo con el fondo o
con la forma (no es exactamente lo mismo, pero no voy a hacer una clasificación
mas extensa).
Esta postura es tan legítima como la anterior.
Aquí pretenden entrar muchas personas que en realidad no son
de este grupo. Algo tiene que ver que el beneficio laboral que pueda ser
obtenido sea de aplicación a todos por igual.
4. No secundarla aún estando de acuerdo con ella.
Aquí aparecen varios subgrupos, algunos de ellos muy
interesantes:
4a. A los que verdaderamente les supone un grave problema
económico el coste de la huelga.
Entendible.
Pocos casos verdaderos. Aquí pretender entrar una cantidad
asombrosa de personas. Muchas de ellas incluso se autoengañan hasta el punto de
que no ven una contradicción en "incluirse" en este grupo y luego
salir a cenar, o ir al cine, o comprarse una tele, o irse de vacaciones...
4b. Algunos directivos.
Sí, no me he vuelto loco. Hay personal de dirección que
tiene su corazoncito y que por razones múltiples no puede secundarla aunque
esté de acuerdo con ella.
Entendible.
4c. Los egoístas, pero con dos cojones.
De nuevo tiene algo que ver el que no se conozca un solo
caso de alguien que haya renunciado a los beneficios obtenidos por una
movilización, suponiendo que esto sea siquiera posible.
Al menos dan la cara.
4d. El que no concibe oposición alguna a lo establecido.
Por convicción histórica, por su genotipo o por simple temor
a las consecuencias. Los primeros tienden a la desaparición, los últimos no.
La ignorancia y el miedo se llevan bastante bien, pero
siendo indeseables, no son especialmente detestables.
5. No secundarla, pero sin que se note.
Para este cada vez mayor subgrupo dejan de ser relevantes
cosas como si se está de acuerdo o no con el motivo de la huelga o su
planteamiento, o si hay problemas económicos verdaderos o cualquier otra
justificación o argumento.
Son los que ese día concreto de huelga, o uno o dos días si
se es algo más hábil, deciden coger unos días de vacaciones. Son los que se
ponen, con mayor o menor descaro (porque hay que decírselo a alguien
necesariamente) pero siempre en la sombra, un día de asuntos propios, de libre
disposición, de asuntos personales, o cualquier otra denominación o semejanza
con días de licencia con sueldo.
Esta es la opción que me resulta más deleznable. Sin duda el
hecho de que, por razones obvias y respetables, no se hagan públicas estas
situaciones ayuda a que esa oscuridad que todos tenemos en nuestro interior (como humanos que somos) se manifieste.
¡Ay si los jefes de recursos humanos hablaran...!. Cosas nos
contarían que no creeríamos.
Buenos días desde Arcoíris.
Como es habitual en ti, curiosas y bien traídas reflexiones.
ResponderEliminarTu comentario final me ha recordado una enferdad, o síndrome, que se detectó de manera casual por un traumatismo craneoencefálico de un hombre ruso a principios del SXX; de cuyo resultado, el golpe, el hombre comenzó a hablar por los codos de manera inconexa, y deslabazada, pero sin parar y retrotrayéndose en el tiempo... Vamos, que lo contaba todo, todo, todo, sin ningún tipo de filtro...
No me quiero ni imaginar lo que habría pasado si el hombre hubiese sido un Jefe de RRHH...
Un abrazo,
Rafa.
O un político, o tu amante, o tu confesor, o tu madre...
EliminarMejor no pensar en ello...