![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLR28Pn_ZtYKX75b8fmh2qXWxTRdFOnJZPayo_QiWM88N-VA-YE8-fPZ4LFKyIMMouNZY3BTzz4C9FtFGz1m6TkYWF-UsWKtsXSMehyphenhyphenqUeIiaIaefIzu58zmVQUxbDCj5Hz3iOSDnZ_U8/s200/electron_orbitals1.jpg)
Electrón soy y, fiel a mi naturaleza, a veces parezco onda, a veces partícula.
De hecho, no soy ni lo uno ni lo otro, salvo a los ojos de mi observador. Einstein y De Broglie mandan.
Sólo mirarme modifica mi posición y por ello nunca se puede estar seguro de donde estaré en el futuro. Todo en mi os plantea dudas. Heisenberg manda.
Para encajarme en vuestro mundo determinista hicisteis grandes esfuerzos, pero sólo conseguisteis convertirme en una nube de probabilidad. Schrödinger manda.
Soy feliz. Mi libre albedrío está garantizado, vuestra interferencia limitada y vuestros aires de suficiencia no llegan hasta mi.
Conseguisteis dividir a algunos de mis amigos, pero nada pudisteis hacer conmigo. Leptón me llamasteis; siempre os ha gustado clasificar todo.
Asignasteis a mi carga eléctrica un valor negativo, como si hubiera algo feo en mi. Motivos históricos decís.
Incluso buscasteis, y encontrasteis, a mi otro yo, mi antítesis, mi enemigo. Y a él lo llamasteis positrón, como si en él hubiera algo bueno.
Pero no os guardo rencor; sin mí no seríais nada.
Electrón soy y, fiel a mi naturaleza, a veces soy, a veces no soy.
Arcoiris es un buen sitio para mí.