jueves, 31 de diciembre de 2015

Traslación tras traslación



Un globo, dos globos, tres globos,
la Luna es un globo que se me escapó.

Desgarrador.

¿Cómo pude dejar que se fuera tan lejos de mí?.
¿Tan esclava de mi amor se sentía que, a la menor oportunidad, decidió abandonarme?.
¿Tanto me despreciaba como para pagarme con tamaña distancia?.

Un globo, dos globos, tres globos,
la Tierra es el globo donde vivo yo.

Descorazonador.

¿Acaso permitiré que también se vaya de mi lado?.
¿Morir será su forma de decirme que tampoco la merezco?.
¿Tanto me quiere como para pagarme con su vida?.


Una vuelta más alrededor de nuestra estrella.
Una estrella del montón, cómo probablemente lo seamos nosotros.

Buenas noches desde Arcoíris.

miércoles, 21 de octubre de 2015

El político



Hablaba sin descanso, sin dudas, con falsa pasión. Es lo que le habían enseñado, es lo que funcionaba.

Las palabras fluían de su boca con armonía y equilibrio, sin esfuerzo. Hablaba como andaba, casi de forma refleja.

En otro tiempo su discurso fue sincero, comprometido, razonado y hasta romántico en su trasfondo, pero hacía tiempo que se había transformado.

Sin darse apenas cuenta, sin aparente motivo, como la manzana que machaconamente se empeña en caer hacia posiciones de menor energía potencial, sus palabras ya no se correspondían con sus otrora grandes ideales pues, en algún lugar del tortuoso camino de su carrera política, éstas habían empezado a tender hacía posiciones de menor conflicto con la masa.

Decía las cosas que la gente quería oír, sin ya preocuparse de que éstas fueran las que, a su juicio, más convenían a esa misma gente. Ni siquiera se preocupaba de la veracidad de sus palabras, pues la credibilidad era mucho más relevante y hacía tiempo que sabía que lo que se cree no tiene porque ser verdad. Los ejemplos son, casi literalmente, innumerables.

Sin embargo, en su fuero interno, aún creía que cuando estuviese en el poder toda esa estrategia, ya casi inconsciente y que en el fondo le repugnaba, cobraría su sentido y podría entonces dejarlo todo atrás y convertir las mentiras piadosas y condescendientes en actos dirigidos al bien común, por impopulares que éstos fueran. Los niños no suelen desear aquello que más les conviene.

Había cambiado, eso era incontestable, pero aún creía tener el control.
Los políticos honrados y con vocación siempre creen tenerlo. Los que no lo son no lo creen, lo saben y lo ejercen con desvergüenza.

Ya no se escuchaba y, cuando alguna vez lo hacía de forma inesperada, le sorprendían sus pensamientos agridulces: preciosos envoltorios sobre pobres contenidos, cuidada pero vacía dialéctica cargada de sofismas tan perversos como efectivos. 

Pero sólo era un medio, se decía. La Ética es más importante que la Moral y la Política es su instrumento.

Más tarde o más temprano se daría cuenta de que los constructos humanos nunca son absolutos. Llegado ese día tendría que decidir entre dejar la política o aprovecharse de ella.

La historia pasada, y la reciente, parecen indicarnos que esa elección no es tan sencilla...

Buenas tardes desde Arcoíris.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Añoranza



Soñé que no te habías ido, que tu luz aún me guiaba.

Mis brazos te rodeaban y tu voz sonaba cercana y real.

Juré que no te dejaría marchar y que tus ojos jamás se cerrarían.

En mi sueño yo era un niño y la noche nunca llegaba.

Y ese niño que nunca fui reía y reía sin más motivo que el de tu simple presencia.

Después desperté, madre.

Me regalabas el arcoíris en un mundo que para mí siempre fue gris. Moderabas mi seriedad y, junto a mis hermanos, conseguiste que no me aislara aún más de un mundo que nunca me ha gustado.

Gracias, madre.

Sé que no me escuchas, que sabes que soy un ateo en sentido estricto.

Sólo escribo en voz baja, para mantener vivo tu recuerdo.


Buenos días desde Arcoíris.

lunes, 13 de julio de 2015

Birdy



Sumergido en el hoy, apenas vislumbro el pasado. El mañana, en cambio, me amenaza con displicencia.

Uno se acostumbra al día a día hasta que lo banal se hace natural, hasta que la pasión por lo sentido sucumbe ante la serenidad de lo vivido.

Quizás no es la muerte en vida como algunos pretenden. Tal vez es solo que el fuego interior se reconvierte en energías más inspiradoras. 

O puede tratarse de algo más básico: simple miedo. Miedo al peligro, al riesgo que en otro tiempo fue nuestro amigo.

El error, fuente de mejora permanente, se evita a toda costa. Es la mal entendida sabiduría de la experiencia.

A veces creo que sería mejor una vida a lo Benjamin Button.

O a lo Birdy.

Como ya hace algún tiempo le dije a una buena amiga: la vida se nos escurre entre las pobres excusas del pasado y las vanas promesas del futuro.

Si lo miro con perspectiva, es algo que siempre he sabido y sobre lo que, aún con ese conocimiento, no he hecho nada verdaderamente relevante.

Viviré, y moriré, con ello.


Buenas noches desde Arcoíris.

domingo, 19 de abril de 2015

Schopenhauer gana



Anoche escuché, en la caja tonta, como le decían a Indiana Jones algo así como "llegamos a una edad en la que la vida te quita cosas en lugar de dártelas".

Sé que en realidad es una simplificación poética, pues la vida te da y te quita a todas las edades, pero te da que pensar y es algo deprimente cuando justamente cumples el medio centenar de años...

No pienso hacer un balance de mi vida, porque quiero creer que me queda mucha y porque tampoco hay mucho que sopesar.

Por otra parte, no soy de mucho celebrar, así que lo dejaremos en la simple constatación del hecho de que hoy es mi cumpleaños.

Quizás debería ser más alegre, más optimista, creer más en lo bueno que en lo malo, pero me temo que sufro lo que alguien ya ha acuñado como "el peaje de la lucidez".

Siempre he buscado la ataraxia, incluso cuando aún no conocía la palabra, pero es evidente a estas alturas que es algo fuera de mi alcance. 

Schopenhauer gana.


Buenos días desde Arcoíris.

sábado, 11 de abril de 2015

Aguantando


Cinco años de singladura bloguera.

Me siento obligado a decir algo, aunque hace ya bastante que no hago ninguna entrada.

Creo que nunca había estado tanto tiempo sin escribir algo aquí, así que espero que no sea un síntoma de languidez.


Si se considera el lapso transcurrido desde que arrancó este blog, el número de entradas no es muy grande (129 con ésta), pero si nos olvidamos de su valor relativo, el número parece más que suficiente para desnudar una parte, al menos, de mi naturaleza.

Nada que celebrar especialmente, pero tampoco nada que lamentar ni de lo que arrepentirse, así que seré optimista, cual Cándido de Voltaire, y entenderé que este blog perdurará un poco más en el tiempo...


Buenos días desde Arcoíris.