viernes, 22 de junio de 2012

Diarios de gente perdida (VII)


Diario de un gnómico

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Hoy es un día aciago para mí. Ya todos lo son.
El hombre desea ser escuchado más allá de la meras palabras, por encima de los burdos contenidos. El hombre aspira a entenderse pero, sobre todo, desea ser entendido. Yo no lo consigo.
Quiero ser dueño de mis deseos y no sombra de mis esperanzas.
¿Acaso no se escuchan mis lagrimas?, ¿el sonido de mis tristes pensamientos?, ¿el ominoso latido de mi desvergüenza?.
Todo en mi es estridente, pero soy mudo ante el mundo.
Sin embargo, prefiero volar en el infierno que arrastrarme en el cielo.

Buenas tardes desde Arcoíris.

martes, 12 de junio de 2012

Golpes Bajos



Cuando ya las hadas buenas se han marchado y la burbujas del champagne nos parecen tristes, cuando la cena recalentada ya se llenó hace rato de moscas y Cenicienta está aburrida de nuestra tardanza, es el momento de esbozar una sonrisa blanca y pura y salir a pisar charcos.

Sin mirar a los ojos de la gente, pues solo tienen miradas de cristal y gargantas secas. Fijándonos en la multitud de luces que caminan sin rumbo, en las almas en pena que vagan sin derramar una sola lágrima.

Son malos tiempos para la lírica. Los oídos lloran al abrirlos a la claridad y nuestra sonrisa no puede durar mucho. Nos sentimos enfermos y envejecidos, como guardianes de noches sin estrellas.

Sin embargo, si te quedas a mi lado, si no te marchas, dejaré que el azul del mar inunde mis ojos y mis largos juegos pueriles dejarán paso a una corta noche romántica. Tú lo serás todo y yo seré nada. 

Come prima più di prima t'amerò, per la vita, la mia vita ti darò.

No mires a los ojos de la gente.
Estoy enfermo.
Malos tiempos para la lírica.
Lágrimas.
Escenas olvidadas.
Hansel y Gretel.
Colecciono moscas.
A santa compaña.
Come prima.
Cena recalentada.
Fiesta de los maniquies.

 Buenos días desde Arcoiris.

jueves, 7 de junio de 2012

Mi gran inconsistente


 
 
Recuerda, mi descomunal Júpiter, que tu solidez es engañosa y que tus pretensiones de ser estrella, aunque más realistas que las de Venus, ya hace tiempo que murieron. 

Eres, con mucho, el mayor de los planetas en masa y en volumen pero, tal y como le ocurre a todos los grandes de nuestro sistema solar, eres gaseoso. Probablemente tendrás en tu fuero interno algo líquido, más difícilmente sólido, pero tan inalcanzable como algunos de nuestros sueños.

Estás hecho, como las estrellas, de hidrógeno y helio, pero en ti no arden los fuegos nucleares. Nunca creciste lo suficiente para encenderte. Quizás pensaras que era mejor ser el mayor de los planetas que la estrella más pequeña. Tal vez lo sea, o tal vez no.

Como el padre de los dioses, del que heredaste el nombre, tienes infinidad de hijos a tu alrededor, más de medio centenar. Algunos de tus satélites (tres) son mayores que nuestra Luna y, todos en general, más intrigantes.

Las tormentas en tu atmósfera podrían engullir, por tamaño, nuestro planeta, y algunas perduran durante cientos de años. Tu campo magnético es también gigantesco. No eres desde luego muy agradable, pero eso no limita tu belleza, sólo la hace peligrosa.

Tardas menos de 10 horas en girar sobre tu eje, así que también tienes el dudoso honor de ser el que posee el día más corto de todos. A cambio, estás tan lejos del sol que tardas casi doce de nuestros años en rodearlo por completo.

Pues bien,

¡Que sepas que te miro!. No me impresionas, gigante gaseoso.


Buenas tardes desde Arcoíris.

domingo, 3 de junio de 2012

Mi arrogante belicoso



Recuerda, mi encarnado Marte, que tu color no se debe a sangre alguna y que tus pretensiones de ser maligno ya hace tiempo que son fútiles.

Reflejo de nuestro futuro, una vez ríos de agua horadaron tu piel. Una piel que quizás llegó a cubrirse con océanos. 

Sobre tu castigada superficie se alza majestuoso el volcán más grande de todo el sistema solar, el Monte Olimpo, que con sus 25 km de alto empequeñece a nuestro Everest recordándonos las inmensidades que hay más allá de nuestro hogar planetario.

Has sido el favorito de nuestros escritores, objeto de nuestros miedos y fantasías más ingeniosas.

Heredaste tu nombre del dios de la guerra romano, y tus dos satélites serían después llamados como dos de los hijos que tuvo Ares (el dios griego de la guerra identificado con Marte) con Afrodita (la diosa griega del amor identificada con Venus): Fobos (pánico) y Deimos (terror). Todo muy siniestro y apropiado.

Con esos antecedentes no carece de lógica que tu símbolo astronómico sea también el que denota al sexo ingenuamente llamado fuerte.

Tus días son de duración muy parecida a la nuestra, pero tus años se nos harían muy largos. En años marcianos mis 47 tacos serían apenas 25.

Pues bien,

¡Que sepas que te observo!. No me das miedo, planeta rojo.


Buenas tardes desde Arcoíris.