Tengo miedo.
No es un miedo tangible, ni
siquiera sé si es real.
Es más una sensación, algo que
habita en las profundidades de mi mente.
Tampoco es algo racional, ni
cuantificable, y cuanto más intento analizarlo, más confuso me siento.
Creo que es miedo a olvidar, que
es algo tan estúpido e ilógico como el miedo a la muerte.
La desaparición o el olvido
suponen en sí mismos una ruptura causal que imposibilitan ese sentimiento.
¿Cómo puede uno sentir miedo a no ser si cuando ya no se es no se siente?,
¿cómo puede uno tener miedo a olvidar si lo que se olvida deja de formar parte
de tu equipaje vital exactamente igual que si nunca hubiera ocurrido?
No tengo esas respuestas, y sin
embargo debo admitir que, sea miedo verdadero u otra cosa, produce desazón y
consumo de pensamiento.
Hace un año exactamente lamentaba
aquí mismo que mi memoria no fuera perfecta. Hoy sigo lamentándolo y, aunque no
puedo recordar lo que he olvidado, eso no reduce el vacío que dejaste, madre.
Buenas noches desde Arcoíris.