Huye de mí como lo hacen las
promesas de la boca del mentiroso.
No puedo sujetarlo ni retenerlo,
se escurre inconsistente a mi alrededor. Todos mis intentos son infructuosos,
oigo sus risas tras cada fracaso.
Son ya muchas vueltas alrededor
del Sol. Mis ojos llevan tiempo secos y las lágrimas de mi corazón inundan mi
espíritu.
Hace ya cinco años que se fue,
pero miles de mariposas siguen abandonando mi cuerpo, llevándose mi ánimo, dejándome
vacio, triste y malhumorado. Aún tengo muchas más, pero no puedo evitar sentir
miedo.
Sigues en mi cabeza, madre, y ahí
permanecerás, querida y protegida, hasta que yo también desaparezca.
Buenas noches desde Arcoíris.
PD: Cada vez me resulta más difícil
escribir algo un día como hoy. Demasiados seres queridos se ponen nostálgicos.