martes, 31 de diciembre de 2013

Amo y esclava


 

Sirviendo a su amo parecía feliz.

No era un amo de verdad, ni ella una esclava. En esta vida nada es definible con objetividad. Hegel pensaba que el esclavo opta por su vida antes que por su deseo y Epicteto parecía tener claro que nadie es libre si no es su propio amo.

A veces imaginaba la libertad, pero era un concepto que le era tan ajeno que apenas permanecía un instante en su mente. Parecía haber nacido para ello, y nunca necesitó nada más.

Pero un día llegó él, y su mundo cambió. No era una cuestión de intención, ni siquiera de voluntad, simplemente había sucedido.

Apareció en su vida de forma casual e inesperada, pero con inusitada fuerza y desbordada pasión.

Había bebido de él con precaución, a pequeños sorbos, pero pronto se convirtió en una droga de la que no quería prescindir. Sintió que su mundo se abría y eso le dio un poco de miedo. Y había razón en sus temores.

Lo que fue un soplo de aire fresco en su existencia también fue el detonante de su desesperación. Ya no veía la realidad de la misma forma; ahora entendía algunas cosas que antes simplemente no veía y eso era tan satisfactorio como frustrante e inquietante.

No sabía cómo describirlo: no quería volver atrás, y tampoco podía, pero era consciente de que, en realidad, no era más feliz que antes.

En el cielo las estrellas ya no eran solo luces lejanas sin nombre, pero nunca sabría todos sus nombres.


La verdad es esclava del oscurantismo, y el conocimiento es su libertador.
La vida es esclava del miedo, y el Ángel de la Muerte es su libertador.


Buenas noches desde Arcoíris, donde cada año que nace es mi esclavo.

jueves, 10 de octubre de 2013

El hombre que veía las hojas de la mentira


Había tomado una decisión.

Deshojando las mentiras de su existencia, se acercaba cada vez más a la desnuda verdad que regía su vida.

En ese lento caminar su ser aligeraba progresivamente al irse desprendiendo del follaje que le lastraba.

Pronto comprendió que algo no iba bien, que su esencia ya estaba demasiado delgada, que en realidad era posible que no hubiera nada bajo esas hojas. El miedo lo invadió, pero su determinación era grande.

Sus ojos habían ido cambiando en el proceso. Lenta, gradualmente, empezaba a ser capaz de ver las hojas sobre los demás.

Comprobó que con esa nueva visión sus semejantes se homogeneizaban enormemente.

También se dio cuenta de que sólo los más infantes parecían desnudos, el resto eran ejemplares bien frondosos.

Las excepciones eran pocas y no parecían tan delgados como él. Quizás habían tomado su decisión más a tiempo, o tal vez eran así desde el principio y nunca necesitaron, ni quisieron, cambiar. Lo cierto es que no parecían conscientes de su diferencia. Indudablemente no veían como él.

Empezó a sentirse como Ray Milland en "El hombre con rayos X en los ojos" y, de nuevo, sintió miedo. ¿Acabaría como él, arrancándose los ojos que le escandalizaban?.

Cuando las últimas hojas de la mentira cayeron de su raquítico cuerpecillo, algo se estremeció en su interior...

Durante un segundo algunas lágrimas acudieron a sus ojos, y sus labios esbozaron una sonrisa.

Fue así como al morir conoció la auténtica verdad y, en un último gesto tan involuntario como egoísta, se la llevó consigo.


Buenas tardes desde Arcoíris.

viernes, 13 de septiembre de 2013

Certidumbre


  

Cada día que se convierte en pasado es un día menos de futuro. Irrefutable.

Y, sin embargo, realmente no parecemos conscientes de ello. Conforme la esperanza de vida crece, el valor que le asignamos al tiempo mengua. Por contra, conforme nuestra edad se incrementa ese mismo tiempo parece más precioso.

A menudo deseamos la inmortalidad, no la de Mozart o Einstein, sino la de los propios dioses. Es un reflejo de la angustia que nos provoca el conocimiento de nuestra indefectible desaparición. Pero de sernos concedido ese deseo, ya fuera gracias a la ciencia o a la divinidad, tengo la sensación de que acabaría convirtiéndose en un tormento. La vida cansa.

Hoy hace cuatro años que mi ascendiente nos dejó, ayer hizo dieciséis que mi descendiente apareció. La rueda no deja de girar.

No puedes leerme, ni puedes oírme, pero en mi mente sigues existiendo, madre.


Buenas tardes desde Arcoíris.

viernes, 26 de julio de 2013

¿De qué están hechas las cosas? (VII)


 

Vayamos con los bosones elementales:

En al menos dos entradas anteriores de esta serie he comentado que el modelo estándar considera las fuerzas como interacciones causadas por el intercambio de partículas. Estas partículas mediadoras, o portadoras, o mensajeras, son bosones (espín entero) vectoriales (espín unidad, ħ) y elementales. Reciben el nombre de BOSONES GAUGE. 

En la siguiente tabla se muestran con sus símbolos, carga eléctrica y la interacción a la que se asocian:: 


Veámoslos por partes:

-Los fotones son las partículas portadoras en todas las formas de radiación electromagnética. No poseen masa (en reposo o invariante), ni carga. Son sus propias antipartículas y se mueven a la máxima velocidad permitida en el universo conocido.

-Los gluones no poseen masa ni carga eléctrica, pero sí carga de color (este es un detalle más que curioso, porque determina que, además de ser los mediadores de la fuerza fuerte, también la sufren, lo que acaba determinando que la interacción fuerte sea muy intensa y que no llegue muy lejos). Su nombre deriva de la palabra inglesa glue (pegamento) y son las partículas que mantienen unidos los quarks dentro de los hadrones. Existen ocho tipos de gluones, que justifican todos los posibles cambios de color de los quarks al interactuar con ellos dentro de los hadrones. Son además sus propias antipartículas.

-Los bosones W y Z intervienen como partículas mensajeras de la fuerza nuclear débil, cambiando el sabor (el tipo) de quarks y leptones o, como en el caso del boson Z, cambiando su cantidad de movimiento. Son partículas con una masa "enorme" y una vida media particularmente efímera. Esa masa tan grande determina que su alcance (la distancia que pueden recorrer hasta que interactúan) sea extremadamente pequeño. A su vez, esa vida media tan corta permite, apoyándose en el Principio de Incertidumbre de Heisenberg (ya creo haber hablado de él en algún momento como destructor del determinismo), la aparente violación de la ley de conservación masa-energía que se produce en algunas interacciones (se producen partículas con más masa de la que permiten las energías implicadas, pero durante un tiempo tan breve, que es como si el mundo real no se percatara de ello, de forma que en el momento inicial y en el final si existe la misma cantidad de masa-energía). Hay dos bosones W (uno con carga positiva y otro con carga negativa, ambas unitarias) que son uno la antipartícula del otro. El bosón Z es su propia antipartícula. Estas partículas fueron predichas de forma teórica y su descubrimiento supuso un respaldo a las teorías unificadoras.

-El gravitón, como partícula mediadora de la fuerza gravitatoria, es un mero ejercicio imaginativo y no forma parte del repetidamente mencionado Modelo Estándar que, por tanto, no alcanza a ser una teoría completa (lo que se ha dado en llamar Teoría del Todo).

Bueno, llegado este punto ya sólo me queda una partícula de la que hablar, un bosón elemental que no es un bosón gauge y que ha sido la partícula estrella de los últimos años y del 2012 en particular. 

A ella dedicaré la siguiente, y tal vez última, entrada sobre este tema.



 Buenas tardes desde Arcoíris.

sábado, 6 de julio de 2013

Alguien nuevo bajo el Sol


 

Bueno, ya soy más tío.

Y no es que me hayan crecido los bíceps, ni ningún otro músculo útil o inútil...

Una nueva vida ha sido alumbrada; ahora hay otro Sergio en el mundo.

No se nos pide permiso para ser. Tampoco se nos pregunta qué nombre queremos tener. De hecho, hasta muchos años después de nuestro nacimiento, somos simples marionetas hambrientas de comida y conocimiento. 

Sin embargo, esa etapa en la que no somos dueños de nuestro destino (asumiendo que alguna vez llegamos a serlo) suele ser recordada con cariño y añoranza. Quizás son las opciones las que nos complican la vida.

¡Qué disfrutes de tu existencia, sobrino!


Buenos días desde Arcoíris.