sábado, 18 de febrero de 2012

Diarios de gente perdida (VI)


Diario de un enamorado

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Nada de lo que puedas decir cambiará mi parecer. Tu humildad no puede ocultar tu verdadero ser; un ser que me subyuga, que es recurrente en mis sueños.

Si un día el sol dejara de aparecer por el horizonte, sin duda yo sabría el motivo. Dos estrellas no pueden estar tan juntas en el cielo, y el sol siempre supo que no podía compararse contigo.

No puedo imaginar más soledad que la de no poderte ver. El mañana es un concepto que duele si no estás incluida en él. No creí que fuera posible, pero sólo pensarlo lleva lágrimas a mis ojos.

Si solo un gesto de asentimiento me muestras, desgastaré mis labios sobre los tuyos. Apenas muestres una necesidad, todo lo que soy te servirá. Sin condiciones, con total entrega.

Cada uno de mis errores pesa como una losa. Es una carga que aligeras con tu sonrisa; una sonrisa que parece restar importancia al mundo; una sonrisa que, de hecho, se la resta.

Te amo. Solo son dos palabras, pero siempre me han sido muy difíciles de pronunciar.

Te amo, te amo, te amo...


Buenas noches desde Arcoíris.